El año 2024 estuvo dominado por fenómenos hidrometeorológicos globales como El Niño, la temporada de huracanes y las Ondas del Este, que alteraron significativamente las condiciones climáticas del Valle de Aburrá. Estos eventos generaron un panorama climático extremo, caracterizado por altas temperaturas y lluvias intensas. En marzo, las temperaturas máximas históricas alcanzaron hasta 31.5°C durante 15 días consecutivos, según el Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (SIATA).
El impacto del fenómeno de El Niño se evidenció en los primeros meses del año con bajos acumulados de precipitación. Sin embargo, a partir de mayo, las lluvias se incrementaron significativamente, duplicando los valores promedio típicos en mayo y junio. Durante 2024, se registraron 242 eventos de lluvias extremas en todo el territorio metropolitano. Según el SIATA, el evento más intenso ocurrió en Bello, con 156 mm/h, mientras que el mayor acumulado fue en Medellín, con más de 80 mm, ambos registrados en junio.
Medellín lideró la lista de eventos extremos con 102 casos, seguido por Caldas con 63 y Envigado con 46. Municipios como Bello, Sabaneta y La Estrella también reportaron altas incidencias, reflejando el desafío climático que enfrentó la región. Estos eventos no solo pusieron a prueba la capacidad de respuesta del sistema de alertas, sino que también evidenciaron la necesidad de adaptar estrategias para enfrentar fenómenos climáticos cada vez más impredecibles