
En Itagüí en medio de una de las zonas más activas industrial y comercialmente del sur del Valle de Aburrá, la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) San Fernando se ha consolidado como un verdadero pulmón verde, clave para la salud ambiental del río Medellín y la vida en el territorio.
Desde que inició operaciones en el año 2000, la planta –convertida hoy en una biofábrica– ha tratado más de 1.000 millones de metros cúbicos de aguas residuales provenientes de hogares, comercios e industrias, volumen equivalente al agua contenida en unas 100 represas como la de La Fe.
Cada día, San Fernando elimina alrededor de 150 toneladas de materia orgánica, evitando que lleguen al río Aburrá-Medellín, y contribuyendo así a la recuperación de los ecosistemas acuáticos de la región. “La planta San Fernando representa el compromiso de EPM con la sociedad, el medio ambiente y el desarrollo territorial”, señaló Santiago Wilches, gerente de Acueducto y Alcantarillado de EPM.
El renacer del río
Gracias a esta labor, la calidad del río ha mejorado significativamente en los últimos 25 años. Aunque el proceso de saneamiento continúa, hoy el agua contiene mayores niveles de oxígeno disuelto, un indicador fundamental para la vida acuática y la sostenibilidad ambiental. “El río Medellín ha mejorado en su condición. Hemos aumentado el oxígeno disuelto, y eso mejora directamente la calidad de vida”, añadió Wilches.
Evidencia de este avance es la reaparición de especies como la nutria, un mamífero considerado regulador del ecosistema. Su presencia en el norte del río –cuando se convierte en el río Porce– es un indicador de recuperación ambiental y de la creciente oxigenación del agua.
Una planta con vocación de futuro
León Arturo Yepes, subgerente de Operación y Mantenimiento de Alcantarillado de EPM, explica que el oxígeno disuelto en las aguas del río, que en el pasado podía descender hasta cero, ha logrado superar hoy los 5 mg/L gracias al tratamiento que realizan tanto San Fernando como la PTAR Aguas Claras, en Bello. “Alcanzar ese nivel era nuestra gran meta. Hoy podemos proyectarnos hacia un río mucho más saludable”, afirmó Yepes.
Además de tratar aguas residuales, San Fernando funciona como una biofábrica capaz de generar energía a partir del biogás, recuperar biosólidos, extraer a futuro fósforo y generar nitrógeno e hidrógeno verde, con lo cual se fortalece la economía circular y se aprovechan los subproductos del saneamiento.
En sus 25 años de operación, EPM ha invertido cerca de $780.000 millones en esta infraestructura, considerada hoy una de las más importantes de América Latina en el tratamiento de aguas residuales urbanas.
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