En Colombia y el resto de América Latina, las remesas juegan un papel fundamental en transformar las condiciones de vida de millones de personas, según un análisis de BBVA Research y un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las remesas representan el 2,3% del PIB de América Latina y el Caribe, y en 2024 alcanzaron un total de 160.900 millones de dólares; es decir 7.700 millones más que en 2023. En el caso de Colombia, estas transferencias equivalen al 3,3% del PIB, reflejando su importancia para la economía del país. Entre los países más dependientes de las remesas se encuentran El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, donde estas contribuciones constituyen una parte esencial del sustento económico de las familias receptoras. Según BBVA Research, la mayoría de estos recursos son destinados a cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda y transporte, ayudando a reducir la pobreza y a estabilizar los hogares.

El crecimiento de las remesas está estrechamente relacionado con el fenómeno migratorio, especialmente de latinoamericanos que viven en el exterior. Actualmente, cerca del 60% de los migrantes menores de 45 años envían dinero regularmente a sus madres, quienes administran estos recursos para satisfacer las necesidades del hogar, dinamizando así las economías locales.
“Entender en detalle estos flujos es clave para promover patrones de consumo y ahorro en la población receptora, de manera que estos ingresos se conviertan en una fuente de cambio estructural para sus condiciones de vida”, afirmó Juana Téllez, economista de BBVA Research.
Las remesas no solo representan una entrada vital de dinero, sino que también ofrecen una oportunidad para promover cambios estructurales en las economías receptoras y mejorar las perspectivas de desarrollo en la región.