
Empresas Públicas de Medellín (EPM) cerró el 2024 con un balance financiero histórico, logrando las mayores utilidades en sus 70 años de existencia. Sin embargo, uno de sus principales desafíos sigue siendo Afinia, su filial encargada de la distribución de energía en la región Caribe, cuyas pérdidas superan los $350.000 millones de pesos.
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Según John Maya, gerente de EPM, la apuesta con Afinia ha sido mejorar la gestión y optimizar la calidad del servicio. En los últimos cuatro años, la compañía ha invertido aproximadamente $2,7 billones en esta filial, logrando que la percepción de la comunidad sobre el servicio mejore significativamente. “Hoy, las campañas políticas ya no giran en torno a la mala calidad del servicio, y en diversas reuniones con la comunidad se ha evidenciado una mejor valoración del suministro eléctrico”, señala Maya.No obstante, el problema actual es financiero. “Tenemos dos desafíos fundamentales: el recaudo y las pérdidas”, advierte el directivo.
Las cifras presentadas por EPM reflejan una situación crítica. El recaudo promedio de Afinia es del 78%, lo que significa que, de cada $100 invertidos, solo se recuperan $78. Además, el 28% de la energía distribuida se pierde, lo que agrava el panorama financiero.A esta problemática se suma la falta de pago de los subsidios por parte del Gobierno Nacional y la morosidad de entidades públicas como colegios y municipios. “Cuando hay un bajo recaudo, un aumento en las pérdidas y, además, no llegan los subsidios, la situación se vuelve insostenible”, enfatiza Maya.
El impacto del consumo elevado en la región Caribe
Otro factor que incide en la crisis de Afinia es el alto consumo de energía en la región. Las altas temperaturas incrementan la demanda del servicio, lo que dificulta la gestión eficiente de los recursos.Un estudio comparativo realizado por la empresa entre distintas regiones de Colombia con condiciones climáticas similares a la Costa Caribe –como Barrancabermeja, Neiva y Arboletes– reveló que el consumo promedio en estas zonas es de 173 kWh, mientras que en la Costa Caribe supera los 300 kWh.
“La problemática no es solo el no pago, sino el consumo desbordado. Además, encontramos que muchas personas no cuentan con un medidor porque no permiten su instalación, lo que impide un control adecuado del gasto energético”, explica Maya.
Ante este panorama, Afinia está implementando diversas estrategias para mejorar su sostenibilidad financiera. Entre ellas: Acciones judiciales para exigir al Gobierno Nacional el pago de los subsidios y la Opción Tarifaria, un Plan de reducción de pérdidas para mitigar la energía no facturada, y la implementación del servicio prepago, lo que permitirá controlar el consumo y generar un uso más racional de la energía.