¿Cómo construir una ciudad para los niños?

Desde el Programa Buen Comienzo, el Distrito de Medellín le apuesta a una ciudad que escucha, cuida y respeta a sus niñas y niños.

En el Quinto Congreso Internacional de Niñez, Crianza y Desarrollo, la directora ejecutiva del Comité , Sonia Gallardo Gómez, hizo un llamado contundente: «Las ciudades no están hechas para los niños, pero tampoco los adultos estamos hechos para ellos».

El encuentro, que tuvo como lema “La ciudad que los niños necesitan”, reunió a expertos nacionales e internacionales para hablar sobre salud mental, actividad física, educación, juego, ocio, vínculos familiares y los entornos que influyen directamente en el desarrollo infantil.

Gallardo insistió en que cada niño es distinto y, por tanto, debe ser comprendido y amado desde su individualidad. “Un niño siempre tiene que mirar a un adulto hacia arriba, y eso ya crea un desequilibrio. Lo mismo sucede con los espacios urbanos: están pensados desde la mirada del adulto y no desde la altura ni las necesidades de un niño”, expresó.

Uno de los temas centrales fue el impacto de la tecnología en la vida cotidiana de los menores. “La tecnología nos ha quitado la capacidad de mirarnos a los ojos. A un niño le hace falta el contacto físico, la mirada, el abrazo. Nada de eso lo suple una pantalla”, advirtió Gallardo. E hizo un llamado claro a madres, padres y cuidadores: “No deleguemos en la tecnología el juego, el aprendizaje ni la atención de un niño”.

Durante su intervención, también subrayó la necesidad de que los adultos estén presentes emocionalmente, se agachen, los miren a los ojos, los abracen y los escuchen. “Un niño necesita afecto, necesita límites dados con amor y necesita tiempo de calidad con los suyos”, afirmó.

Gallardo fue enfática al señalar que ninguna ciudad está preparada para educar ni acompañar adecuadamente a la infancia, y que eso representa un reto para los adultos. “Si te pones en el lugar de un niño y miras la ciudad desde su altura, es un espacio agresivo, inseguro y que genera miedo. Tenemos que transformarlo”, enfatizó.

La directora concluyó recordando que es deber de las autoridades garantizar espacios adecuados para el juego, pues es a través de él que los niños aprenden y se relacionan con el mundo.

El Congreso, organizado por la Corporación Cariño y El Comité , ha impactado en cinco años a cerca de 2.000 personas, con el propósito de hacer de Medellín un lugar de crianza sana.

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