
El humo blanco que se elevó sobre el Vaticano y las campanas que repicaron en templos de Medellín antes del mediodía anunciaron al mundo la elección del nuevo líder de la Iglesia católica: el cardenal Robert Francis Prevost Martínez, de 69 años, quien a partir de ahora se conocerá como León XIV.
La elección de este nombre, que rompe con la tendencia reciente de los papas, anticipa un pontificado centrado en la justicia social, el diálogo y la continuidad con el legado de Francisco. Prevost, estadounidense y miembro de la Orden de San Agustín, enfatizó que continuará con el legado de Francisco : “El Papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana de Pascua. Permítanme continuar con esa misma bendición: Dios nos quiere, Dios los ama a todos, ¡y el mal no prevalecerá! Todos estamos en manos de Dios”.
Desde ese primer momento, León XIV mostró su compromiso con el diálogo como camino para sanar los conflictos del mundo, mencionando especialmente las guerras en Ucrania, Rusia y Medio Oriente. Además, se autodefinió como un Papa misionero, dispuesto a recorrer el mundo proclamando el Evangelio y promoviendo la paz. “Caminar junto a ustedes, como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros”, expresó con firmeza.
Y si algo dejó claro fue su cercanía con América Latina. En un gesto que emocionó a millones, saludó en español – a pesar de ser estadounidense- y recordó su labor pastoral en Perú:
“Un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”.
Pero fue otro gesto, más simbólico aún, el que marcó el tono de su pontificado desde el primer día: León XIV ofreció una de sus primeras bendiciones personales a una mujer. Se trata de la hermana Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo, nombrada por el Papa Francisco con voz y voto, y una de las mujeres con mayor responsabilidad en la estructura eclesial actual. La noticia fue confirmada por el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. Con este acto, el nuevo pontífice reafirmó su compromiso con una Iglesia sinodal, abierta a la participación de los laicos y especialmente de las mujeres en la toma de decisiones.

“Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, que busca siempre la paz, la caridad y estar cercana especialmente a los que sufren”, dijo el Papa, alineando sus palabras con ese gesto inaugural.
El nuevo PAPA, tendrá entre sus principales retos acercar posturas al sectores conservadores y progresistas dentro de la Iglesia.
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